Si lo recuerdo bien, cuando me enamoré veía el mundo a través de unas gafas rosas. Pero cuando mueres, es a tí a quien miran a través de ellas. En el amor y en la muerte,
los defectos se pasan por alto o se perdonan. Te transformas,
convertido en un personaje de la película biográfica en la que los demás
han decidido plasmar tu vida.
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